martes, 27 de enero de 2009

TRIUNFO DEL CAPITALISMO

A la muerte de Fernando VII sobrevino el problema sucesorio a la Corona. Fernando VII había anulado la Ley Sálica de Felipe V durante su reinado, pero también la había restablecido. Una serie de incongruencias, cuando perjudicaba de pleno a su hermano, más la abolición unilateral de dicha ley sin tener el respaldo tradicional de las CORTES TRADICIONALES de los Reinos, Señoríos y Principados de las Españas, convirtió en Reina de España a la princesa Isabel y en Regente, por minoría de edad a su madre.
Según Fontana: el liberalismo moderado, fórmula que apoyaban la burguesía de las ciudades del litoral y los hombres de negocio que empezaban a surgir en Madrid al compás del incipiente desarrollo de la economía nacional (...). La proclamación de Isabel como heredera de la Corona no fue, pues, el resultado de un mero cabildeo cortesano. La burguesía festejó en todas partes el acontecimiento con singular aplauso.
Según Fontana: “...los intereses del campesinado fueron sacrificados y amplias capas de labriegos españoles, que anteriormente vivían en una relativa prosperidad y vieron ahora afectada sus situación por el doble juego de la liquidación del régimen señorial en beneficio de los señores, y del aumento de los impuestos, se levantarían en armas contra la revolución burguesa y una reforma agraria que se hacían a sus expensas, y se encontrarían, lógicamente, del lado de los enemigos de estos cambios: del lado del carlismo”.
El liberalismo clásico tendrá dos tipos de enemigos, los partidarios de la Contra-revolución los denominados por los liberales clásicos: reaccionarios partidarios del Antiguo Régimen, defensores de la restauración de las antiguas instituciones políticas, forales, gremiales, comunales, que para muchos campesinos eran su garantía laboral frente al dinamismo y la incertidumbre que defendía el nuevo orden liberal burgués, y que ni a los príncipes de la sangre (ciertos aristócratas e hidalgos rurales hacendados), ni a los hijos del campo y el mundo rural gustaba en absoluto, por la amenaza de la industrialización y el nuevo orden liberal burgués que esgrimía la defensa de la ley por encima de la defensa de la legitimidad, y por otro lado el abuso de poder y explotación llevado a cabo por la burguesía y aristocracia empresarial aliada de unas instituciones políticas que favorecieron el desarrollo del liberalismo clásico en torno al proceso de industrialización, y valores e ideas de competitividad, desarrollo, progreso, maquinización social, producción, etc. Provocaron daños serios como los de contaminación, sobreexplotación y abuso del mundo rural que estaba siendo expoliado por terratenientes burgueses que tiraban a los habitantes que vivían desde antiguo en sus tierras por leyes antiguas de vasallaje que les garantizaba la propiedad del usufructo de la tierra y vivienda, y que ahora con la nueva mentalidad liberal y el reconocimiento de la propiedad privada de la tierra a los aristócratas que pactaron con la burguesía liberal y el poder financiero, muchas familias campesinas tuvieron que abandonar el mundo rural de sus padres y se vieron forzados a una emigración a las ciudades, no porque el campo no diese fruto, sino porque los nuevos propietarios enemigos del derecho antiguo, que no permitía la compra-venta de las tierras que estaban asociadas al titulo nobiliar aristocrático, se veían con la posibilidad de llevar a cabo no sólo la venta de las tierras, sino que podían echar de ellas sin contemplaciones a todas aquellas familias que utilizaban dichas tierras como medio de vida, y que se vieron de la noche a la mañana sin medio de subsistencia, completamente arruinados. Las reformas empresariales burguesas llevadas a cabo por la nueva ley liberal heredada de los círculos de la razón, la libertad, la igualdad, y la fraternidad, y el progreso, procedían a las acometidas mas desmesuradas y descaradas de la historia, en nombre de la revolución y la civilización y el progreso, la ciencia. Y que decir de la abolición del Comunal y las formas de vida campesinas en nombre del liberalismo clásico empresarial que era la nueva ciencia, dejaron en la miseria a gran cantidad de la población, mano de obra barata, y perfecta para llevar a cabo el proceso de industrialización, forzaron al campo y a los hijos del campo a su condenada desaparición obligados a huir a la ciudad pestilente y denigrante, por la contaminación ambiental y otros valores que chocaron con los del campesinado. Campesinos que se convirtieron en proletarios, muchos de ellos suspiraban por la vuelta del antiguo orden renovado y no dudaron en levantarse en armas contra la revolución que había impuesto la ley frente a la legitimidad, ejemplos: las insurrecciones Jacobitas de Irlanda, Escocia, Inglaterra y Gales, contra el nuevo orden liberal clásico-burgués parlamentario propugnado y defendido por los protestantes ingleses asociados a la Banca Londinense. Las insurrecciones Legitimistas de Bretaña y la Vendee de los Chouans de la Rochaquelain y la Charette a favor de Luís XVII y Carlos X, y posteriormente asociadas al Chambordismo (Enrique V, Conde de Chambord). Las insurrecciones Carlistas de Navarra y los Señoríos Vascos, además de Cataluña, Aragón y el Reino de Valencia en el Maestrazgo, a favor de Carlos V, Carlos VI, Carlos VII. Son ejemplos de legitimidad del mundo antiguo que pretendía su restauración renovada en las bases del Cristianismo Católico, el Rey Legitimo y las instituciones antiguas gremiales y forales, así como las estructuras de Clanes en Escocia, proyectos donde se restaurase la propiedad comunal y se solucionara el problema social (reforma agraria; Pi i Margall líder republicano catalán haría notar: ...la falta de visión de los liberales respecto a la política agraria y la realización de la desamortización, vincularía a numerosos sectores campesinos a la causa de Don Carlos, entendida como movimiento campesino frente a la ciudad, que les oprimía con sus contribuciones en metálico, mas difíciles de soportar que los antiguos diezmos en especie.) planteado por la revolución liberal a miles de campesinos que se habían quedado sin tierras y sin representación política ( Fueros) a favor de un parlamento dominado por la Oligarquía Financiera-Mercantil, que no representaba los intereses del Campo sino de sus negocios empresariales. Por los abusos del liberalismo Clásico y del empresariado liberal burgués apoyado por el nuevo orden de la Ley, apareció el movimiento obrero marxista, previamente el socialismo utópico gracias a un romanticismo del siglo XIX que recordaba o creía recordar como vivían antiguamente los campesinos, destacando el idílico mundo rural antiguo.

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